Agradecemos el interés creciente por la vida al aire libre, la naturaleza y su cuidado. Cada día nos acercamos más a la montaña, a los lagos, ríos y bosques. A medida de que crece el contacto con la naturaleza, vemos cómo también crece la oferta de un turismo sustentable.

Aquí les dejamos algunos datos prácticos para definir si realmente se están cumpliendo los objetivos de sostenibilidad.

1. Objetivos de conservación claros.

Preguntar cuáles son dichos objetivos y ojalá que estén explicitados.

2. Metodología.

La sostenibilidad requiere de planificación y gestión. Sin esos pasos previos es muy complejo generar impactos positivos.

3. Sospecha de las masas.

Ir al atractivo de moda, donde hay que hacer fila para sacarse una selfie nunca va a ser sostenible.

4. Información.

Busca información de los destinos y atractivos a visitar. Lamentablemente en Chile casi todas las provincias tienen algún conflicto socio ambiental. De esa manera uno puede entender mejor las dinámicas territoriales y aportar de forma positiva al destino.

5. Relación con la comunidad.

Habitar y/o conocer el territorio es muy distinto a generar itinerarios desde internet. Los destinos se forman de relaciones complejas entre atractivos, visitantes, comunidad, proyectos privados y expresiones de gobernanza local. Es trascendental estar conectados con las comunidades anfitrionas, ya que si no las hacemos parte del proceso turístico, muchas veces se van a llevar solo los aspectos negativos de la actividad.

Si bien podemos diferir en los alcances de las metodologías de sostenibilidad y comprendemos que hay más factores que inciden en las propuestas, es importante prestar atención a algunos detalles que pueden marcar la diferencia entre palabras vacías y un compromiso por generar aportes positivos desde la actividad turística.